domingo, 24 de enero de 2010

INSOPORTABLE ARROGANCIA

Y se vistieron para la misa de 12... Priscila clavó un alfiler de cabeza negra sobre el velo y lo prendió a su cabello. Se acercó al espejo y dio su último toque. En el reflejo observó a su marido sacudir la boina sobre su mano izquierda.
— ¡Que envidia nos tienen! (Exclamó). Seguro que ya están todos los visillos movidos esperando nuestro paso.
Balbino, fuerte y enjuto, sonrió socarronamente al escuchar el comentario.
—Tratan siempre de imitar nuestro estilo de vida. Apostilló, pero ni tu presencia ni mi personalidad podrán copiar nunca.
Al salir miraron de reojo a las ventanas. Ningún visillo se movió.
— ¡Que envidia nos tienen!

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