domingo, 10 de enero de 2010

EL RECREO

Cojeando, me esforcé por alcanzar la fila de niños que regresaban del recreo. Todos eran fuertes y divertidos y yo no podía participar de sus aventuras. Siempre me unía al desfile ocupando el último lugar, por lo que me había convertido en un niño solitario y avergonzado. Miré mi pie izquierdo metido dentro de una bota ortopédica que me hubiera gustado fulminar y una vez más di una patada al suelo para mostrar mi rabia. De pronto, una voz suave habló a mi espalda.
- Necesito que me ayudes
Me giré y vi un enorme lazo blanco envolviendo una preciosa cabeza rubia.
- ¿Yo?
- Sí. Eres guapo, inteligente y tienes como yo, una bota ortopédica.

En estos relatos de cien palabras, no hay que contar el contenido de la primera frase, ya que es la que da lugar al desarrollo de la historia

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