domingo, 24 de enero de 2010

HILO DE NAYLON

Él, lleno de ardor y desprecio, pensaba en el final. Todo lo tenía calculado.
Las campanas de una iglesia cercana cantaban alegremente invitando a los fieles a acercarse. Sus torvos sentimientos no se alteraron, pulía una y otra vez los pasos que daría cuando llegase el momento oportuno para su venganza.
La había amado y la amaba todavía pero no podía entender que aquella mujer no accediera sus requerimientos. Ella que estaba casada y adoraba a su esposo, rechazaba constantemente sus insinuaciones, incluso tenía puesta una denuncia.
Esperó en el portal con un hilo de nailon en la mano....
Impotente... la vio feliz, salir del brazo de su esposo.

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